Pues si, los ajos no sólo son buenos para mantener a raya a los vampiros y al mal de ojo, tienen también una gran cantidad de propiedades medicinales que lo hacen un indispensable en cualquier botiquín de remedios naturales.
Algunas de estas aplicaciones son internas y otras externas. Aquí os dejo algunas de las más significativas:
- En aceite tibio reduce el dolor de oídos.
- Machacados y aplicados como cataplasma alivia los dolores reumáticos.
- Mezclado con leche sirve para expulsar las lombrices.
- Consumido en crudo suaviza los síntomas de la mala digestión, la tuberculosis, los resfriados, bronquitis, asma, estreñimiento y enfermedades hepáticas y renales.
- El zumo tiene acción expectorante.
- La sopa sin sal sirve como diurético y antiespasmódico, y es recomendable en casos de depresión y estrés.
- Su consumo habitual reduce el bloqueo de las arterias, la presión arterial y el colesterol.
- Puede reducir el azúcar en sangre e incrementar la liberación de la insulina, por lo que es recomendable su consumo por parte de los diabéticos.
Por otra parte, es necesario recalcar que el ajo tiene también contraindicaciones:
- Su consumo en grandes cantidades puede provocar:
- Ardores de boca y esófago.
- Irritación intestinal.
- Dermatitis de contacto.
- No debe consumirse en casos de sangrado ni problemas de coagulación, ni antes de operaciones quirúrgicas.
- Su alto contenido en yodo lo convierte en perjudicial en casos de hipertiroidismo y durante el embarazo.
- Interacciona con el ácido acetil-salicílico, anticoagulantes orales, AINES y medicaciones antihipertensivas y antidiabéticas.
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