jueves, 6 de diciembre de 2012

BOMBA CALÓRICA: 
                                     CHUCHERÍAS.
       Definitivamente, no hay muchos que puedan resistirse a este llamativo aperitivo.
      Sus atractivos colores, sus sabores, sus olores atraen a  niños y mayores por igual.
      Estos alimentos tiene un escaso valor nutricional, compuestos principalmente por azúcares simples, adictivos, colorantes artificiales y potenciadores de sabor.
       Las chucherías se consideran alimentos vacios, que constituyen verdaderas bombas calóricas grasosas o azucaradas.
       El abuso de su ingesta, es perjudicial para la salud, especialmente cuando de niños se trata.
     Su consumo produce: adicción, inapetencia, caries, alergias, obesidad y atrangantamiento.
     Aportan a la dieta diaria del niño, elevados índices de azúcar refinada, que incide el grado de hiperactividad y agresividad.
     Actualmente existen chucherías sin azúcar, elaborados con sustitutos de la misma, sin embargo muchas de ellas tienen efectos laxantes, pudiendo provocar dolor abdominal o diarrea.
                                                                                                                                                                             
      El abuso de este tipo de dulces provoca también caries, diabetes y problemas cardiovasculares.
      Las industrian intentan mejoras las calidades nutricionales de las chuches , caramelos y chicles sin azúcar fueron el primer inicio  de un largo camino que está aún sin explorar.

Curarse en la Edad Media

Mientras otras ciencias avanzaron lentamente durante la Edad Media, la Medicina permaneció estancada en las enseñanzas de Galeno (130-200 d.C.) durante más de un milenio.

Este estancamiento propició que continuaran empleándose remedios cuyo origen se pierde en el tiempo y otros, los más conocidos como las sangrías, completamente inútiles o perjudiciales en la mayoría de los casos que se empleaban.

ARREBATOS DE CÓLERA
¿Quien no se ha dejado llevar nunca por el mal humor? Pues en la Edad Media tenían un remedio sencillo y rápido para evitarlos: consiste en hacer una pulsera con una rodaja de calcedonia y procurar que esta esté colocada siempre encima de una de las venas de la muñeca.
MANCHAS FACIALES
El culto al cuerpo no es una tendencia nacida en estas últimas décadas, aunque traten de hacernos creer lo contrario. Y si no ved como ya hace siglos combatían las antiestéticas manchas faciales: se lavaban la cara dos veces al día con el agua de cocer cebada.
DOLOR DE VIENTRE
¿Ese molesto dolor que acosa de vez en cuando y que es tan malo de combatir? Sin problema, bastaba con beber el caldo de cocer judías secas con una cucharada de nuez moscada.
LLAGAS
Las llagas eran un mal muy común en la Edad Media. Se trataba de úlceras cutáneas, unas lesiones de la piel que implican la pérdida local de la epidermis, la dermis e incluso parte de la hipodermis. Como se puede comprender, aparte del impacto visual de las heridas que generaba, el dolor era considerable.
El tratamiento más extendido consistía en cocer en agua raíz de celidonia y luego mezclarlo con anís y vino blanco hasta formar una gelatina que se aplicaba sobre las llagas.
ESCALDADURAS
Las escaldaduras son tan antiguas como el hombre, y en esa época en la que carecían de las maravillosas cremas que usamos nosotros, las trataban lavando la zona con el agua de cocer granos de lino.
DOLOR DE FRACTURAS ÓSEAS
En estos casos, se elaboraba una pasta troceando raíces de llantén y mezclándolos con miel. La pasta se aplicaba sobre la zona de la fractura sin masajear.
SARNA
Es una enfermedad de la piel provocada por un ácaro parásito. Es extremadamente contagiosa que se observa sobre todo en las personas que viajan a menudo. Esta enfermedad se propaga por contacto directo con la persona o animal infectado o por el contacto de ropa usada por ellos.
El tratamiento más empleado en la época pasaba por aplicar en el área infectada una pasta hecha con la ceniza de un haya quemada mezclada con aceite de almendra.
ERISIPELA
Es una enfermedad infectocontagiosa de la piel caracterizada por la formación de una placa eritematosa de bordes definidos que causa dolor y prurito. Generalmente se manifiesta en las piernas, pero puede aparecer en cualquier parte del cuerpo.
El de esta enfermedad era uno de esos tratamientos sorprendentes que parecen nacidos de la imagianción de un cineasta, y que sin embargo se llevaba a cabo: se pasaba por la zona (sin tocarla) la barriga de un sapo vivo, se ataba el sapo y se colgaba de un árbol para que a medida que el sapo se secara lo hiciera también la erisipela.
PESTE NEGRA
En pleno siglo XV, con media Europa muriendo de peste negra, los médicos se veían desbordados en una sociedad que desconocía los antibióticos y las medidas de higiene y que convivía a diario con ratas e insectos.
En este panorama, un pequeño grupo de personas en contacto constante con los cadáveres nunca enfermaban. La leyenda habla de profanadores de tumbas que fueron capturados y sentenciados a la hoguera, pero conmutaron su pena a cambio de ofrecer su remedio secreto para no enfermar de peste.
Este remedio, conocido como el vinagre de los cuatro ladrones, se elaboraba macerando tomillo, romero, salvia y lavanda a partes iguales.

Hamburguesas, ¿si o no?


Desde hace años, las hamburguesas están en el punto de mira de los dietistas, que las han incluído en la categoría de la comida basura; sin embargo, este dato no ha reducido el consumo de este controvertido alimento.

UN POCO DE HISTORIA

Los primeros datos históricos sobre este producto proceden del siglo XIV, de la zona de Mongolia, donde picaban la carne de menor calidad de las reses que cazaban para hacerla más comestible.
Posteriormente, esta receta llegó a Alemania de manos de los tártaros, una etnia de la actual Rusia que los conocía como Steak tartar. Este plato sin embargo, se comía crudo y muy condimentado con diferentes especias.
Steak tartar tradicional

En Alemania, el nuevo producto se hizo muy popular entre las clases trabajadoras, que tenían así la oportunidad de comer carne con mayor frecuencia por su asequible precio. Su popularidad se concentró sobre todo en la zona de Hamburgo, donde lo rebautizaron como Hamburg style steak.
Hamburg style steak tradicional

Desde el Viejo Continente, llegó a EEUU de manos de los emigrantes alemanes en el siglo XIX. Es aquí donde nace la hamburguesa tal y como la conocemos hoy en día: un filete de carne picada entre dos rebanadas de pan; aunque no está muy claro donde surgió esta nueva modalidad exactamente.
Hamburguesa simple con Ketchup


VALORES NUTRICIONALES

Principalmente, por su elevado contenido cárnico, las hamburguesas aportan proteínas (carne) e hidratos de carbono (pan y salsas de acompañamiento); en cuanto a las grasas, depende del tipo de carne empleada en su elaboración. Por línea general, el contenido calórico depende del tamaño de la hamburguesa y del origen de la carne: las de ternera aportan menos que las de cerdo, pero más que las de pollo o pavo.



TENDENCIAS ACTUALES

Hoy en día el amor que la sociedad está desarrollando por la comida sana parece amenazar la supervivencia de las hamburguesas, pero nada más lejos de la realidad.
Las hamburguesas por si solas constituyen un alimento completo que contiene hidratos de carbono, proteínas y vitaminas, pero un exceso de grasas. Es este último punto el que preocupa a la sociedad, pero no resulta preocupante si se consumen esporádicamente y con moderación, o se elaboran en casa controlando el origen de la carne y su preparación.
La verdadera amenaza para la salud reside en la preocupante tendencia de las personas de los países desarrollados a alimentarse a base de comida rápida habitualmente.
Hay que recordar que en una dieta variada y equilibrada caben tanto las hamburguesas como las ensaladas, los refrescos y el agua, pero todo en su justa medida.
Pirámide nutricional


6 pasos para evitar la "gula"

Muchas veces, aunque estemos ya satisfechos con lo que hayamos comido, al poco rato volvemos a sentir la necesidad de comer.


Situaciones como el estrés, fatiga, soledad, aburrimiento, ira o tristeza nos hacen sentir la necesidad de ingerir algo, lo que se denomina "comer por emociones" en vez de por hambre. Estudios revelan que el 75% de las veces que las personas comen en exceso lo hacen por las emociones y su estado de ánimo.

A continuación te desvelamos 6 trucos para que controles tus ansias por la comida.

1.-  ¿De verdad tienes hambre?

  • El hambre emocional no llega gradualmente, si no que se siente de repente y nos hace sentirnos antojados por algo en especial y aunque lo comamos, seguimos teniendo hambre.
  • Si de verdad se tiene hambre (hambre física), con algo que se ingiera ya nos sentimos satisfechos.
  • Comer por emociones nos hace sentir culpables o avergonzados al acabar. Por lo tanto, después de haber comido algo, fíjate en como te sientes. Si te sientes feliz será porque tenías verdaderamente necesidad de comer algo.
2.- ¿En qué situaciones comes más?

  • Debes saber identificar que momentos en tu vida te hacen sentir con más ganas de comer: cuando no controlas una situación, cuando estás triste, cuando sientes estrés o cuando tienes por ejemplo la autoestima baja.
3.- Tú tienes el mando

  • Al identificar que emoción o emociones te provocan esas ansias por la comida puede centrarte en buscar alternativas para no pensar en la comida. Por ejemplo, si te sientes fatigado, date un baño relajan, o si te sientes estresado, realiza algún deporte, o si por el contrario te sientes aburrido, sal a dar una vuelta con los amigos o familia.
4.- Elimina los alimentos tentadores de tu despensa

  • En el caso de no poder evitar la tentación, procura no tener alimentos de ese tipo en casa, y por el contrario puede comprar más cantidad de fruta o barritas de cereales, que en caso de necesidad, al ingerirlas no solo no nos hacen sentir culpables al final, si no que también nos aportan muchos nutrientes y vitaminas.
  • Bebe muchos líquidos, ya que a veces la sensación de hambre es en realidad sed.
5.- Consulta a tu médico o nutricionista si crees que necesitas ayuda.
6.- Márcate un objetivo y date un premio

  • Cuando veas que tus esfuerzos van cobrando recompensas, date un capricho y compra algo que te guste o celébralo con amigos y visita algún sitio especial.
Por lo tanto, lo más importante es identificar en qué situaciones nos sentimos con hambre emocional y saber controlar esas situaciones sustituyendo la comida por actividades que nos hagan sentir mejor. Además si sustituyes tu alimentos tentadores por fruta o alimentos dietéticos, podrás "pecar" de vez en cuando sin sentirte nada culpable. De esta manera te sentirás más liberado, con fuerzas y más sano.